"A pesar de que la hora de convocatoria al evento variaba en las distintas fuentes de información, el maestro comenzó la faena puntual sabiéndose pieza clave en el devenir de la noche. Conocedor fiel del coso salmantino nos honró una vez más con una faena de las que sacan a hombros por la puerta grande. Vencedor en mil batallas a lo largo y ancho de esta piel de toro se presentaba en Salamanca con su traje de luces habitual, camisa negra y pantalón oscuro, sin capotes, con su depurada técnica, balanceo de rodillas y mano golpeando al muslo, imagen grabada en la retina de los asistentes.
Su carrera artística labrada en la cotidianidad de la vida, en la humildad, en el pasar de las décadas manteniéndose fiel a sí mismo, sin altibajos en el camino, son avales que garantizan el triunfo incluso antes de iniciar la faena.
Bastón en mano, se desplaza a lo largo del ruedo, se apoya en él, parece cansado, herido, viejo; espejismo, comienza a blandirlo al aire, enarbola a la legión de seguidores, les infunde una energía desbordante y les dirige a modo de profesor francés de ballet clásico golpeando el suelo, un, deux, trois...
La faena ha comenzado. Suenan los primeros acordes, que nos trasladan a su primera época creativa, comienzan a sobrevolarnos aviones plateados. Primera muestra de valor al mezclarse entre la enfervorizada afición, no precisa de subalternos, todos le respetan, una palmada en la espalda, un abrazo, una foto a 20 cm, nadie le molesta. El ruedo se llena de agasajos lanzados desde el tendido, amablemente los muestra a la vez que riega nuestros oídos con sinceros cumplidos a la ciudad en la que tantas veces triunfara, a la afición que tanto le venera.
La faena y el repertorio continúan, y entre suertes, lanza consignas reivindicativas, palabras sencillas y sinceras para tiempos difíciles que la afición recoge y devuelve con sonoros aplausos. La puntilla, Insurrección. El intercambio de muestras de admiración es constante. Los temas se suceden, acompañados por un perfecto juego de luces y sombras Manolo ha creado una atmosfera mágica, una perfecta sinergia con la afición puesta en pie desde el primer minuto.
Dos horas y media después, parece más enérgico aun sin descanso, no ha habido avisos, todo lo contrario, el respetable implora la presencia del maestro y este, nos obsequia con dos largos bises.
Tras despachar treinta temas se abre la puerta grande. Sale a hombros luciendo triunfos como anticipamos que sucedería.
Y a la despedida !! Suerte y salud para todos !!, para usted el primero maestro, en estos tiempos hace falta más que nunca gente así, esta es su casa, ya le estamos esperando.