"Soy disparatado en mi arte y mi sentido del humor cada vez es más delirante".
Entrevista de Clara Hernández.
Con la banda El Último de la Fila (1984-1998) lideró listas de ventas, abarrotó conciertos, protagonizó merchandising y sumó millones de seguidores. En los tres últimos lustros, Manolo García ha publicado además seis discos en solitario (el último, este mismo mes de noviembre, Todo es ahora). Y ha buceado no solo en las raíces que inspiraron a la formación catalana, sino en nuevas vías y concepciones. Por ejemplo, en sonidos americanos arenosos.
Titula su álbum 'Todo es ahora'. ¿El futuro es demasiado incierto para reservarle algo?
El futuro siempre es una duda. En el anterior álbum decía en un tema que lo quería todo; ahora lo quiero todo pero, además, ya. Y no me refiero a cosas materiales como un coche nuevo o un yate, sino a música, pintura, un buen rato con amigos, tardes al sol, paseos...
¿Y lo consigue?
Tengo mucho pero siempre quieres más. Es fascinante seguir entrando al estudio por las mañanas y empezar a trabajar en una canción. Trabajo en lo que me gusta y eso ya es un pago enorme.
Dice en 'Caminaré': "El que anda mejor es el que quiere menos de lo que espera".
El mundo, a partir del momento en el que tienes cubiertas tus necesidades básicas, es la pura vida; lo demás es un pérdida de tiempo, una farsa. Mi ánimo está en en el espíritu, porque, al contrario que la materia, puede darte una vida plena. Comprendo que para aquellas personas que están desempleadas y tienen que pagar la hipoteca cualquier teoría suene peregrina pero cada uno, dentro de sus posibilidades, tiene que cuidarse y cuidar a los que le rodean. No podemos estar solo al servicio de los poderosos, al servicio de sus quimeras, de sus apetencias y de sus ambiciones de mercado.
¿Está indignado?
Soy reivindicativo desde jovencito. Hay una grandísima parte de la población en circunstancias muy precarias. Algo falla, porque hay comida para todos. Alguien mueve los hilos de una manera muy peligrosa, muy fea y muy poco solidaria. En ese mundo tener música —y pintura y literatura— es una alegría, un pequeño asidero en un mar proceloso. Pero no quiero pensar que somos como los músicos del Titanic que tocan mientras todo se hunde, creo que hay que empezar a remar en la buena dirección.
Una de sus principales quejas es la precariedad de la educación. Ante esto, ¿pretender que alguien entienda frases como 'valientes arcabuceados' (de El club de los amantes desairados) no es mucho pedir?
(Risas) Confieso que en alguna ocasión he introducido en las letras palabras de mi invención, por la patilla, pero 'arcabuceados' viene de arcabuz y lo utilizo porque es un término mucho más contudente que, por ejemplo, fusilar. Me encanta la lengua castellana y recuperar vocablos en desuso. Y no me gustan los atajos a los que el idioma está llegando, ni los anglicismos, ni el "qué guay" ni el "cómo mola", aunque sea el primero que lo diga. Prefiero los localismos, ese habla de un rincón de una provincia de cuatro pueblos de una zona de montaña. Y los dichos populares.
¿Y qué queda hoy de ese mundo de refranes?
Los refranes son sabiduría popular aunque no siempre son acertados. Tienen su gramática, sus metáforas. Y forman parte de mi manera de componer. Me gusta utilizar los billones de posibilidades de composición que nos proporciona la lengua, eso abre la mente, da alas. No podemos destruir algo bonito porque sea antiguo.
Con ese patrón, ¿llegará a los jóvenes su mensaje?
Si les llevo a abrir el diccionario, me daré por satisfecho.
Pronto cumplirá 60 años y...
Eso dicen los de la Wikipedia, que me quieren hundir. ¡No quiero edad, me niego! Y no tengo años, tengo ilusiones. Si pudiera, tampoco tendría carné de identidad.
Reformulo la pregunta: con el paso del tiempo, ¿ha perdido surrealismo y ha ganado realidad?
El surrealismo no lo pierdo: soy disparatado cuando pinto y mi sentido del humor cada vez es más delirante. Pero tengo que reconocer que la realidad me ha pillado... Con los años aprendes a relativizar y a valorar las cosas realmente importantes. Y la realidad política me ha tocado. No me gusta ver a gente que apenas llega a fin de mes o que comienza el día sin saber qué va a comer. La vida, en realidad, es muy surrealista.
Manolo García Pérez, en el mundo de la música, ¿la normalidad es extravagante?
Hay ahora nuevos artistas con apellidos normales que los usan como nombre artístico, igual he creado escuela (risas). En mi caso, nadie me ha castigado por mi normalidad. Me parece estupendo que un grupo se quiera diferenciar dando colorido a su propuesta con un determinado vestuario pero en lo que respecta a mí, siempre he sido muy discreto y el único foco que quiero es el que está en el escenario, cuando bajo de él quiero ser una persona normal. No me gusta ir con pinta de artista por ahí, prefiero el anonimato y el misterio, no saber nada de nadie.
En su gremio, ¿ser sencillo es lo más difícil?
Para mí es fácil: hago mi tarea y me voy a casa, donde me pongo la tele o cojo un libro o juego al ajedrez. La verdad es que cuando adquirí cierta fama en la música ya era un tío talludito, con pelos en las piernas. Hacía muchos años que llevaba trabajando como músico en las verbenas. Cambiarme a esas alturas era difícil.
Gran parte de este disco suena muy anglosajón.
Sí. No es que traicione a mi origen pero mis querencias musicales son muy amplias. He crecido con la canción española de Antonio Molina o Juanito Valderrama, que me fascinan, pero luego llegaron los hippies, "los peludos", como les llamaba mi padre, y Led Zeppelin o The Beatles también me cautivaron. Me quedo con todo, con artistas de aquí y de allá. Y pretendo lanzar discos variados, amenos. Este, en concreto, es más rockero.
La sombra del Último de la Fila, ¿es más pesada o más ligera de lo que imaginó cuando comenzó en solitario?
El Último de la fila ha resultado ser beneficioso. Muchos guardan un buen recuerdo de la banda, casi ha alcanzado un estatus de grupo de culto. Fueron años brutales de giras larguísimas, llenazos, conciertos con miles de personas y siempre con la gente contenta. Creo que dejamos un buen sabor de boca.
Biografía
Manolo García nació en Barcelona en una fecha sin determinar. Comenzó su carrera musical tocando en fiestas y verbenas. Más tarde llegarían las formaciones musicales Los Rápidos, Los Burros y el exitoso El Último de la Fila. Desde 1998 mantiene una carera en solitario, que compagina con la pintura. En noviembre lanzó su sexto álbum, Todo es ahora.
Fuente: 20 Minutos