¡ Manolo, Selección !
Acostumbrado a verlo en espacios abiertos que invitan a  la fiesta, la primera sorpresa del primero de los dos conciertos de  Manolo García en Murcia fue comprobar la magnitud de su fenómeno fan.  Ríanse del pop adolescente: ni un espectador por debajo de los 30 -y  pocos de los 40-, ni uno que no quisiera tocarlo, abrazarlo, besarlo,  regalarle algo. Mención especial para los pañuelos y bufandas, por más  que no tuviera ninguna pinta de pasar frío, precisamente. A la tercera  intentona consiguío bajar al patio de butacas, jugándose el físico ante  tanto cariño. Quizá sea el aliento positivo que transmiten sus canciones  y su actitud escénica, pero a García se le quiere como a un colega: qué  pasa, tronco.
Apabullante fue también su show sin ni un solo flanco  débil. Algo más de dos horas de concierto, sobre un decorado digno de  'El mago de Oz' en versión Tim Burton, en las que presentó lo mejor de  su nueva entrega y repasó viejos momentos de gloria y emoción, sobre  fondos cambiantes de decorado surreal y bailarines-performers de sombra  proyectada en pantalla o sobre la misma tarima en 'Compasión y  silencio', el momento más épico de la velada. Un show que inició  haciendo un guiño al pasado, a solas con Nacho Lesko en 'Disneylandia'  (Los Burros), con formato de cuadro flamenco en 'La sombra de tu  palmera' -de su primer disco en solitario, 'Arena en los bolsillos'  (1998)- y 'Aviones plateados' (El último de la Fila).
A partir de ahí fue alternando nuevos títulos con viejos  recuerdos, siempre con buen tono, siempre con esa vitalidad y buen rollo  marca de fábrica, siempre palmeando manos y agradeciendo a la hinchada,  siempre con precisión técnica y energía contagiosa. De nuevo cuño  cayeron tres cuartas del disco, especialmente destacables 'Un giro  teatral', 'Sombra de la sombra de tu sombrero', 'Todos amamos  desesperadamente', 'un año y otro año'... De trabajos previos, 'Malva' y  'Para que no se duerman mis sentidos', dedicada ésta a los afectados  por el conflicto en el estado de Bahia. De hornada añeja, 'Nunca el  tiempo es perdido', ahora con un recuerdo para los agricultores  murcianos ante el reciente injusto acuerdo de la UE.
También sonaron 'Zapatero', abriendo los bises, la  inmortal 'Insurrección' y 'San Fernando'. Y así la pasamos, un ratito en  pie y el otro bailando. Alguien gritó: '¡Manolo, selección!'. Se pasan,  aunque visto el estado de los delanteros de La Roja...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
